Lo que le falta de elegancia a Paco, le sobra de corazón. Es un gran fanático de la lucha libre y del boxeo y, de alguna manera, su estilo de lucha poco convencional le ha llevado a ser el Ejemplar de Anuran. Antes de llegar al estrellato, Paco era pintor y seguramente la última persona a la que verías en un cuadrilátero luchando.
Cuando se enteró de la competición de los Ejemplares, Paco se apuntó por impulso, aun sabiendo que no pasaría de la primera ronda. Cuando se puso una máscara mágica que le dio un vendedor ambulante, a Paco de repente le salieron dos brazos más. Aunque a cualquiera le habría horrorizado tener nuevas extremidades, Paco se llenó de una confianza renovada que le llevó a tirarse de cabeza al cuadrilátero. Luchando como una rana poseída, Paco se abrió paso en la competición destrozando a sus oponentes en un frenesí de extremidades mientras gritaba entre movimientos propios.